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  • Fernando Carratalá Teruel

    ROMANCE QUE DICEN: “ABENÁMAR, ABENÁMAR”.
    -“Abenámar, Abenámar,
    moro de la morería,
    el día que tú naciste
    grandes señales había:
    estaba la mar en calma,
    la luna estaba crecida.
    Moro que en tal signo nace,
    no debe decir mentira.”
    Allí respondiera el moro,
    bien oiréis lo que decía:
    -“No te la diré, señor,
    aunque me cueste la vida,
    porque soy hijo de un moro
    y una cristiana cautiva;
    siendo yo niño y muchacho
    mi madre me lo decía:
    que mentira no dijese,
    que era grande villanía.
    Por tanto, pregunta, rey,
    que la verdad te diría”
    -“Yo te agradezco, Abenámar,
    aquesta tu cortesía.
    ¿Qué castillos son aquellos?;
    altos son y relucían”.
    -“El Alhambra era, señor,
    y la otra la mezquita;
    los otros los Alijares,

    labrados a maravilla:
    el moro que los labraba
    cien doblas [1] ganaba al día,
    y el día que no los labra
    otras tantas se perdía.
    El otro es Generalife,
    huerta que par no tenía;
    el otro Torres Bermejas,
    castillo de gran valía”.
    Allí habló el rey don Juan,
    bien oiréis lo que decía:
    -“Si tú quisieses, Granada,
    contigo me casaría;
    daréte en arras y dote
    a Córdoba y a Sevilla”.
    -“Casada soy, rey don Juan,
    casada, que no viuda; [2]
    el moro que a mí me tiene
    muy grande bien me quería”. [3]

    NOTAS. [1] Doblas. Monedas de oro. [2] Casada, que no viuda. Irregularidad
    métrica: falla la asonancia de la rima. [3] Querer bien. Amar, estar enamorado.
    El romance de Abenámar es característico de la última etapa de la Reconquista: el
    árabe -insistimos en ello- ya no es visto como un enemigo peligroso, sino como el
    habitante de una parte del suelo español que ama hondamente la tierra en que vive.
    El apóstrofe acentúa la fuerza del inicio in media res. En el verso 24 se utilizan las
    formas verbales de un modo aparentemente anárquico (“altos son y relucían”), ya que
    lo que debe estar en presente aparece en imperfecto; pero con este traslado temporal
    se logra un sugestivo efecto poético, que culmina con la personificación de la ciudad
    al final del poema, y tras haber seleccionado algunos de los detalles que mejor la
    caracterizan.

    Análisis del poema a cargo de Lluís Busqutes i Grabulosa.
    http://iesfredericmarti.xtec.cat/moodle/pluginfile.php/5013/mod_resource/
    content/1/abenamar.pdf

    Algunas versiones musicales.
    Romance de Abenámar (Abenámar, Abenámar, moro de la morería), del s.XV,
    perteneciente al Romancero Viejo, con música compuesta e interpretada por Daniel
    Pattier.
    https://www.youtube.com/watch?v=zzjXq63srF4

    Paco Ibáñez.
    https://www.youtube.com/watch?v=kPQpkFrgetc

    L’ensemble Henri Agnel à Monte Carlo Doualiya – Music Hour avec Mayssa Issa.
    https://www.youtube.com/watch?v=EqvpTWS_ths
    Virgilio Maia (traducción al judeo español). Voz de Cñésar Barreto.
    https://www.youtube.com/watch?v=D-TFIwLpsu4

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