Amistad a lo largo de Gil de Biedma
Incluido en Compañeros de viaje (1959), primer libro de Jaime Gil de Biedma, «Amistad a lo largo» constituye una de las reflexiones más hermosas y directas sobre la amistad en la poesía española del siglo XX. El tema central es la amistad como compañía profunda que trasciende las palabras y se construye mediante la acumulación de tiempo y experiencias compartidas. El tono es íntimo y conversacional, como si el poeta hablara directamente a sus amigos presentes, creando una atmósfera de cercanía y afecto contenido característica de la mejor poesía de la Generación del 50.
El poema comienza estableciendo el contraste entre soledad y compañía. «Pasan lentos los días / y muchas veces estuvimos solos» reconoce la experiencia común de la soledad cotidiana, el paso lento del tiempo cuando se está solo. «Pero luego hay momentos felices / para dejarse ser en amistad» introduce la alternativa: existen momentos privilegiados donde es posible «dejarse ser», expresión hermosa que sugiere relajación, autenticidad, la capacidad de existir sin máscaras ni tensiones. El imperativo «Mirad: / somos nosotros» tiene un tono casi de asombro gozoso, como si el poeta y sus amigos se reconocieran mutuamente en ese instante de reunión. La expresión «Un destino condujo diestramente / las horas, y brotó la compañía» presenta la amistad no como resultado del azar sino como algo que el destino condujo «diestramente» (con habilidad, con intención), y que «brotó» como una planta, sugiriendo crecimiento orgánico y natural.
Los versos siguientes describen el nacimiento de la intimidad. «Llegaban noches. Al amor de ellas / nosotros encendíamos palabras». La expresión «al amor de» significa bajo el amparo, al calor de las noches, los amigos «encendían palabras», imagen que presenta la conversación como fuego que ilumina y calienta. Pero estas palabras iniciales son luego «abandonadas / para subir a más»: la amistad profunda trasciende el nivel verbal para alcanzar algo superior. «Empezamos a ser los compañeros / que se conocen / por encima de la voz o de la seña»: los amigos verdaderos se comprenden más allá de las palabras explícitas («voz») y de los gestos («seña»), mediante una comunicación más profunda y tácita que no requiere verbalización constante.
La segunda estrofa comienza con una afirmación rotunda: «Ahora sí». Este «ahora sí» marca un momento de plenitud, el reconocimiento de que se ha alcanzado la verdadera amistad. «Pueden alzarse / las gentiles palabras / -ésas que ya no dicen cosas-, / flotar ligeramente sobre el aire»: las palabras ahora pueden ser «gentiles» (amables, corteses) sin necesidad de comunicar información concreta («ya no dicen cosas»), pueden «flotar» porque su función no es transmitir contenidos sino acompañar y sostener la presencia mutua. La razón es que «estamos nosotros enzarzados / en mundo, sarmentosos / de historia acumulada». La imagen de estar «enzarzados» (entrelazados como zarzas) «en mundo» y «sarmentosos» (como sarmientos de vid que se entrelazan) «de historia acumulada» presenta la amistad como tejido complejo de experiencias compartidas que han ido trenzándose a lo largo del tiempo. «Y está la compañía que formamos plena, / frondosa de presencias» continúa la metáfora vegetal: la compañía es «plena» (completa) y «frondosa» (abundante, exuberante) de presencias, no solo físicas sino también de todo lo que cada uno porta consigo. «Detrás de cada uno / vela su casa, el campo, la distancia»: cada amigo trae consigo su mundo personal (casa, campo, distancia), su historia particular que enriquece el encuentro.
La tercera estrofa introduce un tono más directo y emotivo. «Pero callad. / Quiero deciros algo» tiene la urgencia de quien necesita expresar algo importante. Lo que quiere decir es aparentemente simple: «Sólo quiero deciros que estamos todos juntos». Pero esta afirmación, en su simplicidad, contiene una verdad profunda sobre el valor de la presencia compartida. El poeta continúa con observaciones delicadas: «A veces, al hablar, alguno olvida / su brazo sobre el mío, / y yo aunque esté callado doy las gracias». Este detalle del brazo olvidado sobre el brazo del otro, y el agradecimiento silencioso, captura la ternura física de la amistad, el contacto casual que expresa confianza y afecto. «Porque hay paz en los cuerpos y en nosotros» explica por qué agradece: existe una paz compartida que abarca tanto lo corporal como lo espiritual.
Los versos finales intensifican la reflexión sobre el tiempo compartido. «Quiero deciros cómo trajimos / nuestras vidas aquí, para contarlas. / Largamente, los unos con los otros / en el rincón hablamos, tantos meses!» evoca las largas conversaciones en las que los amigos han compartido sus vidas («trajimos / nuestras vidas aquí, para contarlas»). El resultado es un conocimiento profundo y recíproco: «que nos sabemos bien, y en el recuerdo / el júbilo es igual a la tristeza». Los amigos se conocen tan bien que en la memoria compartida, las alegrías y las penas se equiparan, ambas forman parte de la historia común. La afirmación «Para nosotros el dolor es tierno» es extraordinaria: el dolor, cuando es compartido entre amigos, se vuelve «tierno», es decir, se suaviza, se humaniza mediante el afecto mutuo.
El verso final, separado del resto, funciona como síntesis conclusiva: «Ay el tiempo! Ya todo se comprende». La exclamación «Ay el tiempo!» expresa asombro y melancolía ante el paso temporal que ha hecho posible esta amistad profunda. «Ya todo se comprende» sugiere que el tiempo acumulado ha producido una comprensión total, no solo intelectual sino existencial, de los amigos entre sí. Este poema pertenece a la tradición de la poesía de la experiencia que caracterizó a la Generación del 50, donde poetas como Gil de Biedma, Ángel González o José Agustín Goytisolo cultivaron un lenguaje directo, conversacional, aparentemente sencillo pero capaz de capturar experiencias emocionales complejas. La forma libre del poema, sin métrica regular ni rima, permite que el lenguaje fluya naturalmente como en una conversación, aunque manteniendo siempre una musicalidad sutil y una estructura cuidadosamente elaborada. «Amistad a lo largo» es un ejemplo perfecto de cómo la poesía moderna puede abordar temas universales como la amistad mediante un lenguaje contemporáneo y accesible sin sacrificar profundidad ni belleza.
Audio: Víctor Villoria
Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
Mirad:
somos nosotros.
Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más:
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
-ésas que ya no dicen cosas-,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.
Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos con los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
que nos sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.
Ay el tiempo! Ya todo se comprende.
Jaime Gil de Biedma, Compañeros de viaje, 1959
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Hola. Soy Víctor Villoria, profesor de Literatura actualmente en la Sección Internacional Española de la Cité Scolaire International de Grenoble, en Francia. Llevo más de treinta años como profesor interesado por las nuevas tecnologías en el área de Lengua y Literatura españolas; de hecho he sido asesor en varios centros del profesorado y me he dedicado, entre otras cosas, a la formación de docentes; he trabajado durante cinco años en el área de Lengua del Proyecto Medusa de Canarias y, lo más importante he estado en el aula durante más de 25 años intentando difundir nuestra lengua y nuestra literatura a mis alumnos con la ayuda de las nuevas tecnologías.
Ahora soy responsable de esta página en la que intento seguir difundiendo nuestra literatura. ¡Disfrútala!
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